Yo me quedo con la primera palabra, pero parece ser que se interpreta como una acción que realizan solo los orientales, con una postura perfecta, con mucho olor a incienso y con una vida de contemplación absoluta, por lo que cualquier palabra que signifique para ti pararse, tomar consciencia del cuerpo, de la respiración, de las emociones y que te ayude a tomar perspectiva de tus pensamientos, me vale para lo que voy a contarte.
Mucha gente cuando se entera de que medito a diario me dice ¿Cuándo?!Si trabajas y tienes una hija!, y si, trabajo, tengo una hija, y estudio. Y es por eso que necesito meditar, pararme a meditar, porque hoy por hoy todavía la rutina me absorbe y muchas veces pongo el piloto automático y hago las cosas por inercia, por rutina, porque mi inconsciente da las ordenes, y no por decisión expresa de mi mente consciente, porque algunos días, tras una reunión, una conversación o después de hacer un informe se me quedan sensaciones no agradables que necesito saber de dónde vienen.
Cierto es que sería agotador no automatizar ciertas cosas, lavarse los dientes, un ritual matutino, conducir, etc., pero nos hemos pasado…vamos a piñón y como digo en el título, no tomamos perspectiva ¿Realmente cada día hago lo que tengo que hacer? Tal vez me responderéis que sí, y tal vez menos de lo que quisierais, y os hago otra pregunta ¿Y cuantas cosas hacéis que no tendríais que hacer? bien porque no os corresponde realmente, porque no queréis o simplemente porque no es absolutamente necesario, pero te lo has o han impuesto… Por esta sencilla razón, por tener perspectiva para decidir qué hago, que no hago, como lo hago o como decido no hacerlo se necesita meditar.
Yo llevo más de 20 años queriendo ser una MEDITADORA, en mayúsculas, y creo que es ahora, pasando los cuarenta cuando lo he conseguido, porque sinceramente meditar es la cosa más fácil técnicamente que se puede hacer, pero la más difícil de implantar como un hábito ¿Y por qué? Mi teoría es que somos adictos a los resultados inmediatos, y hay cosas que necesitan un tiempo, que son un proceso de cambio muy profundo y sutil, que no tienen una respuesta gradual y clara, por lo que desistimos, abandonamos, y volvemos a la comodidad, a la peli en el sofá, a la cerveza con la amiga, a las redes sociales, o a lo que sea.
Y con todo esto que os quiero decir, que si ya lo habéis intentado alguna vez y no habéis conseguido convertiros en MEDITADORES, que vuelvas no a intentarlo, sino a hacerlo, y que si no os lo habéis planteado nunca, que os lo planteéis ahora, y para los dos casos os invito a realizar esta meditación, algo sencillo para comenzar, pero que estoy segura que os puede servir, esta es la meditación a la que yo vuelvo los días que me cuesta meditar en silencio o seguir la práctica que esté trabajando en ese momento, y con la maravillosa voz de José María Doria, Director de la Escuela de Desarrollo Transpersonal.
La perseverancia trae ventura.
I ching