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No me gustan los políticos, aunque decir esto sea políticamente incorrecto

En las últimas semanas se me ha planteado una situación profesional novedosa para mí. Aunque por mi dedicación a la gestión de áreas empresariales es habitual interactuar con dirigentes políticos de diferentes colores y diferentes rangos, nunca había estado en medio de una situación en la que tuviera que poner de acuerdo a personas que, de entrada, son antagónicos por definición.
Sinceramente, ha sido una situación muy incómoda, y por ello muy nutritiva en aprendizaje, porque este, el aprendizaje, no viene siempre de la mano de buenos libros o buenos maestros.

¿Y por qué digo que no me gustan los políticos? Porque no me gusta que las personas estén determinadas, encorsetadas, influenciadas y dirigidas por creencias determinadas por unas siglas, unos colores, una historia, y por lo que observo esto es así para todos los políticos.

No me gustan los políticos, pero me gustan las personas, y me gustan mucho, por eso no me gusta que sean políticos. Pienso que pierden parte de su esencia, de su naturalidad y se visten con un montón de condicionamientos por lo que creen que se espera de ellos en todas las situaciones en las que su postura es pública, y sobre todo en situaciones de decisión que afectan a sus votantes, y a sus no votantes también.

Sé que no podemos vivir sin políticos, al menos en nuestro actual sistema, y también sé que realmente hacen una gran labor para la sociedad, al menos gran parte de ellos, pero pese a ello no me gustan, lo cual es una paradoja.

Y os preguntareis ¿Entonces que quiere esta buena mujer? Pues lo que quiero es tener gente que gobierne, es decir, que ejerza la dirección, la administración y el control de las administraciones, con eficacia, calidad y buena orientación, y esto se define como Gobernanza, y aunque no es una palabra muy bonita (al menos para mis oídos) es lo que me gustaría que se hiciera en este país, y os dejo aquí algunas notas de lo que significa (según Wikipedia).

Gobernanza es la forma de interacción de las administraciones públicas con el mercado y las organizaciones privadas , que no obedecen a una subordinación jerárquica, sino a una integración en red, en lo que se ha denominado «redes de interacción público-privado-civil a lo largo del eje local/global.

La gobernanza es una noción que busca -antes que imponer un modelo- describir una transformación sistémica compleja, que se produce a distintos niveles -de lo local a lo mundial- y en distintos sectores -público, privado y civil-.

La gobernanza es una forma promover un nuevo modo de gestión de los asuntos públicos, fundado sobre la participación de la sociedad civil a todos sus niveles (nacional, local, regional e internacional)

Y en palabras de Carlos G. Triviño, Ceo de Gobernanza industrial, es una herramienta para generar soluciones avanzadas a problemas que no pueden resolverse bien con los medios disponibles. Tiene en cuenta la política, pero también considera muchos otros aspectos.

En conclusión, yo no quiero que se haga política, yo quiero que se gobierne, y que gobiernen personas preparadas, profesionalizadas para ello, con modelos nuevos, con amplitud de miras, sin condicionamientos ni lealtades a partidos, por el bien común. He dicho.

 

Y si tenéis curiosidad por lo que me ha pasado, podéis leerlo aquí.

Nota 1. La situación

Nota 2. El desenlace

Nota 3. El desenlace II

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Ya es primavera en mi psique (El respeto a nuestras estaciones)

Y vosotros diréis ¿ Y….?, pues hace unas semanas escribí un post que no compartí en redes sociales, ni por mail, ni por whatsapp, y es al hilo de ese post me apetece compartiros este (os dejo el link al la entrada que titulé «Es momento de hibernar«).

Este blog lleva en marcha unos pocos meses, y como todo el mundo que lanza su blog personal, yo tenía mis expectativas de una frecuencia de posts que finalmente no he podido, ni querido, mantener, y de aquí esta reflexión por escrito compartida con vosotr@s.

Es más importante para mi respetar mis ciclos, mi estacionalidad emocional, mental y/o física, que no cumplir con un objetivo cuantitativo, impersonal y que me hubiera forzado a escribir sin ganas, a compartir por obligación, y por todo ello, a ofrecer contenido sin alma y sin consciencia.

Al igual que las estaciones del año tienen su momento, su duración, y sus particularidades, nosotr@s, como personas, tenemos nuestras ciclicidades, no tan marcadas por un calendario y unas condiciones meteorológicas concretas, pero si atendemos a nuestra mente y a nuestro sentir, seguro que identificamos momentos expansivos y otros de introversión. Algunos somos más intensos en estos vaivenes, otros los viven con mayor ligereza, pero en definitiva, nadie se escapa a esta realidad, como tampoco se escapa la economía, las relaciones de pareja y cualquier proyecto del ámbito que sea.

¿Compartes conmigo esta creencia de los ciclos en la vida?

¿Eres conscientes de tus etapas a lo largo del año?

¿ Y a lo largo de la vida?

Y no hablo de los ciclos vitales, que son lógicos, marcados y etiquetados, niñez, adolescencia, edad adulta, vejez, hablo de los ciclos dentro de periodos «estables», en los que pese a que no hay ningún cambio externo, si lo hay en tu forma de percibir, entender y sentirte con los acontecimientos.

(Quiero hacer un inciso en los ciclos de la mujer, aunque no es momento de explayarme sobre esto, pero si quiero remarcar nuestras particularidad por el ciclo hormonal que nos  hace ser hembras, ese ciclo tan poco conocido, y a veces poco respetado, al que también hay que prestarle su debida atención, aceptarlo como la evidencia que es y adaptarnos a sus ritmos. De esto podéis leer y aprender mucho en un gran libro: Luna Roja de Miranda Gray)

En conclusión, para mi y para quién me lea, nos invito a respetar nuestros ciclos, a aprender de ellos y a actuar siempre en coherencia con nuestro momento, claro está que hay actividades que no podemos dejar de hacer pese a una necesidad de aislarnos un poco del mundo, pero al menos busquemos un equilibrio y seamos auténticos viviendo lo que nuestro cuerpo, mente y alma, nos muestran.

Y hablando de ciclos, y por tanto de cambios, os dejo un link a una de mis canciones favoritas, TODO CAMBIA.

Gracias por leerme, por darme tu opinión, y por escribirme, si es lo que tu momento te dice que hagas 😉

Un abrazo muy colorido y primaveral, con beso incluido.

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EL CUENTO DEL ELEFANTE, NADA ES VERDAD NI ES MENTIRA…

He estado reflexionando sobre lo complicado que nos resulta darnos cuenta de que «Nada es verdad ni es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira», la mayoría de discusiones o malas sensaciones en la familia y en el trabajo serían diferentes si tomáramos consciencia de ello.

Te dejo unas preguntitas para que te las contestes a ti mism@, y se te apetece compartas en comentarios lo que descubres. Y un cuento que me ha llegado, como siempre, en el momento adecuado, espero que a ti también te sirva 🙂

¿Te suele suceder que la creencia y punto de vista contrario al tuyo te resulta absolutamente errónea e inaceptable?

Cuando éste no conviene a tus intereses ¿lo invalidas por encima de todo?

Cuando defiendes un punto de vista ¿eres consciente de la validez de lo contrario? ¿Qué opinas acerca de crear desavenencias y antipatías con terceros, por no tolerar creencias y criterios opuestos a los tuyos?

¿En qué áreas de tu vida has sentido que estabas en posesión de la verdad más absoluta?

¿Qué puede haber realmente de absoluto en tu vida?

¿Piensas que son conjugables todos los puntos de vista? ¿Son en realidad subjetivas y, por tanto, relativas todas “las verdades”?

¿En qué medida estás dispuesto a tratar de integrar los diferentes criterios que cada participante de un grupo aporta en aras a lograr un objetivo?

 

EL CUENTO DEL ELEFANTE

Érase una vez, una ciudad que tenía una muy extraña particularidad: todos sus habitantes eran ciegos.

Pero comoquiera que su contacto con los poseedores de la visión era cada vez más raro y escaso, habían olvidado su condición y se habían acostumbrado a esa forma de vida con toda normalidad.

En las tradiciones de aquella comunidad, al igual que en muchas otras, se hablaba de la existencia de un misterioso animal que nadie podía definir ni describir, y al que los buscadores perseguían en mil y un intentos por conocer. Tan sólo se sabía que tenía por nombre Elefante y, que un día, tampoco muy lejano, se le llegaría a conocer.

Sucedió en un otoño ventoso que un rey venido de una lejana tierra, acompañado de su imponente cortejo, llegó con un elefante acampando cerca del lugar.

Al poco tiempo, el rumor se extendió alcanzando a la ciudad de los ciegos que sintió por fin llegada su oportunidad de satisfacer aquella histórica curiosidad: conocer al elefante. Hasta entonces, sólo contaban con conjeturas acerca del mismo, existiendo siempre estudiosos e investigadores que comunicaban apasionadamente sus conclusiones.

Sin embargo, éstos no llegaban totalmente a convencer al pueblo, que tenía serias dudas acerca de la verdad definitiva.

Por esta y otras razones, algunos miembros de los más aventureros de la ciudad de los ciegos, aprovecharon la ocasión de conocer, y se marcharon a investigar y comprobar la verdad definitiva de cómo era aquello que les obsesionaba.

Y así tras el largo camino, conforme uno a uno llegaba junto a su imponente presencia, tanteaban y tocaban con minuciosidad lo que cada cual podía percibir de su cuerpo.

De esta forma y tras recibir su información correspondiente, alcanzaban extraordinarias conclusiones. Cada uno pensó que al fin conocía el Misterio, que al fin sabía lo que tanto habían buscado, porque por fin había llegado el día en que lo habían podido tocar con sus propias manos. Poco a poco, cada uno de los aventureros fue regresando a la ciudad de los ciegos, en donde sus conciudadanos esperaban apiñados e inquietos formando impacientes grupos. Todos estaban ansiosos buscando la verdad.

Llegó el momento de exponer públicamente la forma y aspecto del elefante, de manera tal que todo el pueblo escuchara lo que aquellos estudiosos iban a disertar.

Uno de ellos dijo: “Adopta una forma grande, rugosa, ancha y gruesa como un felpudo viviente…”

El pueblo que escuchaba exclamó en un rumor de sorpresa. Cuando le tocó el turno al que había palpado la trompa dijo a los presentes: “Yo conozco los hechos reales. Puedo jurar por el honor de mi estirpe que es como un tubo recto y hueco, horrible y destructivo.”

Un nuevo rumor de comentarios y exclamaciones se manifestó en los presentes. Seguidamente habló el que había palpado la panza. “Hacedme caso. Yo sé de verdad como es. Es una masa enorme, abultada e inabarcable. Permanece tranquila y parece moverse con mucha lentitud.”

Y por fin le tocó el turno al último, que comoquiera que había tocado sus patas dijo: “Es poderoso, recto y firme como un pilar. Os lo juro.”

El pueblo ya había tomado posiciones y todos discutían acerca de los testimonios de los especialistas allí congregados. Cada punto de vista estaba desencadenando no sólo una escuela, sino toda una corriente ideológica y cultural acerca de aquel antiguo Misterio.

De pronto y en medio de la gran controversia, se oyó la música de alguien distante que se aproximaba. Su melodía y su voz resultaban tan extrañamente resonantes que fueron apagando las voces y dialécticas de los presentes, mientras el canto de un estribillo aumentando su tono decía:

“El conocimiento de lo Real no es compañero de los ciegos, sólo con otros ojos conocerás insospechados cielos”

 

Un abrazo de elefante!!

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